12 de febrer 2007

Sábado impregnado

Con la chaqueta a mi derecha. He intentado airearla, pero no hay manera. Sigue teniendo ese olor que me recuerda al sábado. En los bajos de una casa castellonense de toda la vida los chicos se encuentran en la puerta con las sillas al aire primaveral que inunda un día invernal. Otros tantos, en el patio, se amontonan alrededor de una caja llena de bichos con pinzas de color pardo. Los vasitos de vino recio no paran de correr de mano en mano. Es ese momento en el que te vas a dar una vuelta para gastar energía que te permita afrontar la comilona que se avecina. A la vuelta el humo inunda los bajos de la casa. Poco a poco van llegando todos los convocados, me gusta el incesante empeño de mi anfitriona en presentarme a los que no conozco y aquellos a los que de encuentro en encuentro voy recordando más cosas. Acercándonos hacia la sala, encontrando la senda entre el humo envolvente, con aparente desorganización cada uno tiene su función y hace su tarea. Reencuentros, abrazos, besos, cánticos, palmadas, apretujones de mano y de cuerpo, risas. La mesa se queda corta y se deben añadir dos trozos más. Más de veinte personas esperando a que el arroz caldoso con bogavante y los langostinos lleguen a la mesa. La cerveza y el vino corren entre los comensales. Mientras las patatas de churrería van desapareciendo llegan pausadamente los platos. Grandes cocineros, arroz para todos y los cascanueces de mano en mano. Un aplauso para todos y para los bichos que dos horas antes aun abrían y cerraban sus pinzas. Arroz, alcachofa, judía verde, pulpo y bogavantes. Langostinos y cebolla. Helado de limón y tiramisú. Dinero arriba y abajo. Cervezas, ron, whisky. El humo ya desvanecido es la resaca ausente de las brasas. Desorganización organizada y los chicos que marchan de nuevo después de que todo limpio esté en su sitio. Ni rastro ... solo unos cuantos jugando a cartas y otros a dardos mientras alguno espera una buena siesta.

... esto sí que es disfrutar!

... y ahora cada vez que me levanto para ir a buscar una hoja a la impresora me inunda el olor de la leña que impregnó mi chaqueta y se ha empeñado en guardar.

8 comentaris:

  1. no es tu chaqueta, Alegría, es tu recuerdo es que se ha empeñado en guardar ese olor...

    una abraçada,

    azogue

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  2. ostia, que hambre me ha entrado al leerlo.

    Nunca he llegado a comprender la frase, pero en mi pueblo cuando la ropa me olía a humo (no sé si tu caso de leña-humo es el mismo) me decían que "feia olor/pudor a gitano". Nunca he encontrado de donde provenía la frase.

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  3. ... y ese interés de la anfitriona en presentarte gente... a qué se debe? que designios ocultos aguardan detrás de la retórica de las relaciones sociales? (nainonainonaaaaaaá!!!!!)

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  4. mmm Lo ha descrito de tal forma que me lo he imaginado perfectamente, y lo he olido, hasta aquí llega el aroma, más que de alimentos, de buen ambiente.

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  5. No te impregnaste del olor de la leña, lo que permanecía en ti era el olor del recuerdo de aquel día.

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  6. perdón, no había leído el primer comentario

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  7. Carlos y yo hemos estado leyéndolo en voz alta y hemos disfrutado muchísimo recordándolo tal cual pasó. MUCHAS GRACIAS.

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  8. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, pero esta vez especialmente a la Anfitriona y el Anfitrión que tan bien me trataron y me tratan cada vez que cojo el cercanías y me acerco a Castellón.

    Albert, esa frase yo creo que viene de que los gitanos siempre han sido un pueblo nómada. Así que donde paraban para quedarse unos días debían hacer hogueras para no pasar frío. El olor a leña supongo que no tenían manera de quitárselo de encima. Esa es mi teoría ...

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