12 d’octubre 2007

Espatlla raspalls


Butt teeth by rev-Jesse-C on deviantART



|CATALÀ|
Espatlla raspalls
Espatllava raspalls de dents a tort i a dret, no ho podia evitar. Se'ls comprava dels més durs però tot i així no li duraven més de setmana i mitja. Però bé, la seva vida era normal en una ciutat normal fins que va arribar un dia en el que una dona se li va creuar pel camí. La raó de la seva coincidència espai-temporal va ser el Concurs de Millor Dentadura de la Ciutat on va fer que quedés el segon. Era bona dona però això no treia que li hagués tret el guardó que feia tants anys que rebia i amb el que tan còmode es trobava. El problema estava en que segons la seva situació a la ciutat no podia fer res per recuperar el guardó l'any següent. La dona vivia al nord de la ciutat, allà on l'aigua i el vent gaudien d'una puresa excepcional. Ja no sabia com ensortir-se perquè era del tot impossible, fins que va decidir demanar mitja jornada a la seva feina de tècnic en control de qualitat de l'empresa de raspalls de dents de la ciutat. Així tenia totes les tardes per pujar amb la seva bicicleta al barri del nord de la ciutat. El que feia era posar tot d'alforges, cistelles i andròmines per a subjectar el màxim de garrafes possibles, les hi col·locava i se n'anava cap amunt tot respirant per la boca, d'aquesta manera aconseguia que poc a poc la seva dentadura absorbís part de les partícules del pur aire del nord. Un cop allà anava a la font de la Cabreta i omplia totes les garrafes amb l'aigua pura i blanquejant del barri del nord, aquella aigua que per l'absència del clor i altre tipus de metalls pesants permetia que els aliments no tintessin la dentadura del protagonista. Es passava tota la tarda a la Rambla, assegut en un banc solà mirant la gent del nord passar i sempre amb un somriure a la cara, s'havia d'aprofitar qualsevol moment per a exposar aquella preciosa dentadura a l'ambient del nord. Un cop començava a arribar la fresca i pujava la boira, agafava a la seva bicicleta i la deixava en punt mort per a desfer la costeruda pujada. Efectivament, el vent li desfigurava els llavis i les galtes per a endinsar-se a la boca i esmunyir-se entre qualsevol petit forat que hi pogués haver entre les dents i les genives.[...]

|CASTELLANO|
Estropea cepillos
Estropeaba cepillos de dientes a diestro y siniestro, no lo podía evitar. Se los compraba de los más duros pero aun así no le duraban más de semana y media. Pero bien, su vida era normal en una ciudad normal hasta que llegó un día en el que una mujer se le cruzó por el camino. La razón de su coincidencia espacio-temporal fue el Concurso de Mejor Dentadura de la Ciudad donde hizo que quedara en segundo puesto. Era buena mujer pero le quitó el galardón que hacía tantos años que recibía y con el que tan cómodo se encontraba. El problema estaba en que según su situación en la ciudad no podía hacer nada para recuperar el galardón el año siguiente. La mujer vivía en el norte de la ciudad, allí donde el agua y el viento disfrutaban de una pureza excepcional. Ya no sabía cómo hacerlo porque le era totalmente imposible, hasta que decidió pedir media jornada en su trabajo de técnico en control de calidad de la empresa de cepillos de dientes de la ciudad. Así tenía todas las tardes para subir con su bicicleta al barrio del norte de la ciudad. Lo que hacía era poner alforjas, cestas y trastos para sujetar el máximo número de garrafas, las colocaba y se iba hacia arriba siempre respirando por la boca, así conseguía que poco a poco su dentadura absorbiera parte de las partículas del puro aire del norte. Una vez allí iba a la fuente de la Cabreta y llenaba todas las garrafas con el agua pura y blanqueante del barrio del norte, aquella agua que por su ausencia de cloro y otro tipo de metales pesados permitía que los alimentos no tiñesen la dentadura del protagonista. Se pasaba toda la tarde en la Rambla, sentado en un banco soleado mirando como paseaba la gente del norte y siempre con una sonrisa en la cara, se tenía que aprovechar cualquier momento para exponer aquella preciosa dentadura al ambiente del norte. Cuando llegaba el frío de la noche y llegaba la niebla, montaba en su bicicleta y la dejaba en punto muerto para deshacer la empinada cuesta. Efectivamente, el viento le desfiguraba los labios y las mejillas para adentrarse en la boca y escurrirse entre cualquier pequeño agujero que pudiese haber entre los dientes y las encías. [...]


2 comentaris:

  1. Ahora veo con otros ojos a mi cepillo de dientes. Pero hablando de más cosas, entiendo ese impulso de trabajar al máximo, de luchar por lo que crees, pero cómo elegir, cómo saber cuál es nuestra función/labor en la vida. Si yo la encontrara me dedicaría en cuerpo y alma a ella, pero no la he descubierto, no puedo ir a concursos ni prepararme al máximo. Doctorcito, doctorcito.

    ResponElimina
  2. Señor de la Suburbia, usted sí que tiene una recaída, pero el problema es que estamos igual. Gran pregunta la de encontrar nuestra función/labor en la vida. No siente usted algo en su interior en el que siente que hay algo, que no sabe qué es, pero sabe con certeza que esa cosa le va a llenar mucho. Ha hecho todo lo posible, se ha roto la cabeza pensando pero no llega a ver luz en su futuro, no hay más que niebla y mientras, sigue mirando a medio metro de sus pies y sigue pa'lante, sin saber realmente donde está el Norte y cual será la señal ni cuando aparecerá para por fin sentirse bien.

    ResponElimina