16 de juny 2008

Artilugios para un vagabundo


Una cosa te lleva a otra y sin darte cuenta, una cosa que hacía tiempo que no estaba presente pasa a formar parte de tu vida apareciendo referencias a él constantemente. Hace unos días el hecho de encontrar un vagabundo delante de mi casa me llevó a recuerdos ya enterrados. Desde entonces han pasado cosas, unas cuantas. El sábado volví a ver una de las trotamundos que corren por mi barrio. Estaba en la puerta del mercado central y seguía con su aspecto saludable.
Ayer por la tarde volviendo de un día agotador me sorprendió una melodía que sonaba al pasar por la calle del Hospital. Una madre mayor con pelo tintado, de raya blanca, largo y recogido. A su derecha su hijo mayor con guitarra en mano y balanceándose con un movimiento parecido al de un niño autista. Tenía un ojo blanco y con el otro no parecía poder ver pero cantaba como los ángeles esperando que alguien dejase un moneda en la bandeja. ¡¡Canta como los ángeles!! Nunca había oído cantar así, con esa melodía al unísono de voz y guitarra, en medio de la calle... ya veríamos que si estos que venden tantos discos serían capaces de cantar así en esas condiciones. La grata sorpresa de su música sobrepasó la primera que tuve al reconocerlos como la madre que con una bandeja de plástico pide dinero a la salida del supermercado mientras a su derecha no para de balancearse su hijo con una guitarra enfundada en la espalda.
Esto no había sido suficiente, pues ayer también, por la noche, fui a dar un paseo por esas callejuelas que siempre veo sucias, llenas de gente borracha, de tíos que se mean en cualquier esquina, de gatos merodeando por todos los solares abandonados, de bolsas de basura rotas, de latas dejadas en cualquier rincón... Cuando volví resultó que solo tenía una llave en mi bolsillo, me faltaba una y no podía entrar a mi casa. Pasé cerca de la plaza Redonda y pensé que si no encontraba solución podría pedir un trozo de cartón cerca de alguno de los vagabundos que la habitan. Pasé por las papeleras circundantes pero nada me servía. Abrí todos los contenedores y me los encontré todos los vacíos. Busqué en los cubos de los restaurantes pero solo tenían cartón o cosas inservibles para allanar mi casa. Caminaba mirando a lado y lado de la calle y parecía estar todo limpio, en aquel momento quería que la suciedad inundara las calles para poder encontrar cualquier artilugio. Miraba dentro de las vallas que cerraban las casas en proceso de rehabilitación y nada había. Finalmente en un solar encontré una tapa de tupper, unas muestras de parquet, una botella de plástico, un catálogo de Sorolla, una tarjetita de un restaurante y unos plásticos duros. Al entrar a mi casa reí, una risa mezcla de alegría y desesperación. Dormí caliente en mi cama pero...


5 comentaris:

  1. Hola Alegria, ¿Cuánto tiempo, verdad?

    Aunque las obligaciones en la Flota Estelar cada día me retienen un poquitín más lejos de este tu planeta, no creas que no te leo, no. Ni mucho menos.

    Te leo y te disfruto constantemente. Así que sólo he pasado por aquí para decirte que me gusta cada vez más tu forma de escribir y las cosas que con ese estilo nos cuentas. De verdad.

    Como le dijeron una vez a no se quién ... no me importa lo que usted diga (que también), mientras me lo diga así ...

    Un abrazo desde el hiperespacio.

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  2. Eis Picard!! A veure si com un caragolet poc a poc vas apropant-te a la meva galàxia. Sabies que fa poc van descobrir que la nostra galàxia només té dos braços quan sempre s'havia pensat que en tenia quatre? :o
    M'encanta que em llegeixis, ja saps... això va a èpoques... i a voltes les coses surten més reeixides i d'altres no deixen de ser textos del montón però que poc a poc em serveixen per avançar. A veure si t'animes i et poses a explicar les teves aventures per la flota estel·lar o per les rutes de mar endins... però et posarem un límit de 300 paraules per entrada, ok? ;)
    Es troben a faltar els teus comentaris!!

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  3. Hola
    Te he conocido hoy y lo que he leído
    (El vagabundo) me ha gustado.
    Seguiré conociendo tu blog.
    Desde Coruña un saludo.
    Diana

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  4. Muy buen relato.

    A veces más nos vale sonreir eso seguro.

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  5. ¡Bienvenida Diana! Encantada de que te hayas pasado por la huerta y hayas decidido quedarte. Espero que no haya sido muy cansado el viaje desde A Coruña. Estos días estoy un poco ocupada pero te aseguro que me pasaré por tu espacio ;) Me encanta que te haya gustado El vagabundo

    Otrodok, gracias por el cumplido. A ver si recuerdas donde está tu microrelato porqué ya no lo recuerdo y me gustaría leerlo. Hala, sigue pasándote por aquí y a ver si tenemos más suerte en el próximo concurso ;)

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