Die beiden, see you soon by AlegriaDeLaHuerta (4.IX.2009)
Aun con mis pies húmedos por la lluvia que nos ameniza la vida últimamente oigo sus pies corriendo por el pasillo. Su última noche en la ciudad de la luz, la que ilumina su sedoso pelo rubio. Bajo esta lluvia que la traslada directamente a su país, a sus tierras, a su gente. Los años van como van y no dejan de ser un maremagno, como el agua revuelta durante la tempestad. Agua, que es vida, en su mayor parte, y el resto salpicado con tropezones como podrían ser algas, restos de naufragios, pececitos, corales, tiburones, tifones caballitos de mar o volcanes marinos. A veces necesitas de un tiempo prudencial para adaptarte a las situaciones, a la personas, a acoplar los bioritmos, a convivir. También pasa que necesitas oír que fuera de tu espacio vital hay vida, personas que corren por los pasillos y que con su eterno bueno humor pueden ir haciendo poso. Entonces, de repente, como si no existiera el amanecer y encendieran el Sol con un interruptor te das cuenta que el nigiri es genial, que uno se puede hartar con una sopa ramen y un zumo de papaya, pero puede llegar a reventar con una crêpe y un batido bolón. Todo lo compartido sienta mejor, hasta los últimos días de una ciudad que le ha acogido y a la que seguro volverá a recoger algunas de las cajas que no podrá facturar. En unos años verá su madriguera en 35mm, y un cálido escalofrío recorrerá sus pensamientos. Finalmente te das cuenta de lo injusta que podrías ser pensando que aquel pequeño detalle, aquel comentario descuidado, aquella visita inesperada no volvería a ti. Tonos verdes, topos verdosos, timbrazo que hará que la gente se gire a tu paso... que te recuerde a ella.
¿Dónde están los ojos?
ResponEliminaLa insinuación es mucho más sugerente estimado Sir.
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