Los altavoces crepitan, eso debería significar que algo pasa, que una interferencia les hace hablar. Pero no, se gira para mirar el móvil y parece que no, ninguna de las aplicaciones se inmuta. La vida sigue así, en la paradoja de este momento social en el que todos se comunican de maneras diversas pero desde que se silenció nadie se acuerda de él.
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