Iba a ser un gran día, aunque ya hacía tiempo que se había acostumbrado a no tener nadie con quién compartir estos días estelares. Se dirigió hacia la tienda en metro, no estaba muy lejos pero leyendo el periódico intentaría evitar los nervios que le producían el evento nocturno. Llegó a la tienda y después de hojear libros y observar las novedades musicales se puso en la cola. Aquello se eternizaba y bajo el sol tenue de la tarde decidió calmar los nervios otra vez con la lectura. La cola crecía así al mismo ritmo que la expectación. Personas, arriba y abajo, curiosas por saber qué evento iba a darse en la tienda. Llegó el momento. La cola empezaba a moverse, pero la entrada parecía esconderse entre la multitud de chismes que, durante las últimas semanas, había acumulado en su bolso. Guardó el periódico, bolso en hombro y la entrada al mundo de la oscuridad de los sentimientos en mano. Otra chica, desde el principio de la cola, se dirige a ella remontándola en contra dirección. Ella no lo sabe, pero dispone de una entrada doble. Poder compartir aquel lanzamiento sin saberlo y la ineptitud golpeó su corazón. Una unión de dos minutos hizo que la chica también pudiera entrar con su entrada al evento musical del año. Cada una de las chicas encontraron su sitio en la sala. No quedaban sillas, pero sí los pasillos a izquierda y derecha. Se dirigió a la izquierda del minúsculo auditorio, la chica a la que había cedido la mitad de su entrada fue a la derecha donde dos chicos le esperaban y le guardaban un sitio privilegiado. Se emocionaron, cantaron, sudaron, aplaudieron, tararearon junto al resto del auditorio y de su doctor de la poesía. Culminaron las nueve píldoras de poesía en la oscuridad y esperó a que la iluminase con su calor al darle un toque personal a su disco y a su libro. De vuelta a su realidad se cruzó de nuevo con la chica con quién compartió unas miradas acompañadas de un sentimiento, habían disfrutado de una gran actuación. La tarde y la noche transcurrieron bien para ella. La lluvia fina y una cena, dónde volvería a encontrar a amigos que llevaba unos años sin ver. Cuando ya no esperaba más de la noche y estando en el interior de un oscuro bar tuvo un encuentro inesperado. La chica de la tarde pasaba por delante de ella e instantáneamente se reconocieron. No sabían nada la una de la otra pero una minúscula cosa les unía para toda la vida, habían presenciado el mismo momento. La emoción les invadió recordando aquella tarde y el aura que rodeaba al doctor de la poesía. La conversación se truncó y volvieron a sus mundos particulares. Mientras su vida transcurría sin pena ni gloria, la banda sonora de su vida se hacía un tanto monotemática hasta conseguir todo el repertorio de versos que le permitiría iniciar el descubrimiento de los ecos de la vida, la frontera de los sentimientos, el vaivén de la oscuridad del radar cuya luz sabe robar y esa lluvia que durante la edad del cielo hace que sea especial. Pasaron las horas, los días, las semanas, los meses y poco a poco se fue adentrando de forma obsesiva en su trabajo. Empezaba un día especial, se iban a reunir las personas más influyentes de la comarca para exponer sus trabajos y generar nuevas ideas para producir nuevas líneas en el futuro. Excepcionalmente debía levantarse pronto para poder estar desde el principio, así podría contactar con todos aquellos que figuraban en su lista de personas importantes con las que le gustaría colaborar. Ya se sabe que en este tipo de eventos la seguridad es extrema y para evitar fuga de ideas uno debe presentarse antes. El chico encargado de llevar la asistencia la añadió a la lista de presentes, le indicó dónde debía colocar su comunicación, le dió toda la documentación y el programa de la jornada. Se desplazó hacía la derecha para dejar pasar a la persona que tenía detrás y guardó todos los papeles en su maletín. Escogió meticulosamente el mejor sitio para prestar a atención a todo lo que allí se iba a presentar. Esta vez jugaba en casa y eso le permitía sentarse en el sitio dónde nadie la molestaría y podría escuchar todo a la perfección. Buen momento para pausar la mañana y despertar otra vez los instintos perdidos después de una media mañana un tanto soporífera para su gusto. Fuera de la sala aun había personas que llegaban en esos instantes a la mesa de control de asistencia. Allí estaba su compañero de habitación en la residencia hablando animadamente con una chica. Irrumpió en su conversación al mismo tiempo que la cara le resultó extrañamente familiar. Rápidamente la chica reaccionó para decirle que meses atrás habían compartido el evento más importante de la poesía de la oscuridad. Su compañero de habitación y ella hacía años que se conocían. Los tres, aspirantes a científicos, y uno de los nexos de unión era la poesía, pero la ciencia permitió que volvieran a reunirse.
Ciencia + Poesía = Jorge Drexler
Discografía drexleriana:12 segundos de oscuridad (2006)
Eco2 (2005)
La edad del cielo (2004)
Sea (2001)
Frontera (1999)
Llueve (1997)
Vaivén (1996)
Radar (1994)
La luz que sabe robar (1992)