La carn vol carn
-no s'i pot contradir-
Ausiàs March
Diariamente sucumbía a la atracción de la carne, unas veces adornada con sabrosas verduras, otras desnuda mostrando sus lindeces. Hasta que una noche logró despertar la fiera que habitaba en mi. No la conocía, no sabía de su existencia y de repente, en la oscuridad de la noche, apareció saltando con sus garras. Con mirada felina exploró a su presa y con un movimiento seco logró su respuesta. Unos tórridos e inexplicables diez minutos que acababan con un jadeo entrecortado y una gota de sangre cayendo bajo sus bigotes. Una bestia alimentada día a día, que adormecida aumenta su deseo de su presa y que por primera vez ha visto el tacto de la noche. Una aterciopelada nocturnidad que le pide salir de nuevo, buscar su presa y matarla de placer.
vamos a ir todos al infierno de cabeza ( y encantados :) )
ResponEliminaLe temo.
ResponElimina...herencia atávica, de gatos. Sobreviviente a eones, y a la inquisición...
ResponEliminaNOOOO !!! hazte vegetariana no vampiresa !!!
ResponElimina@glog, pues sí... no a los remordimientos fieros de consciencia.
ResponElimina@Señor de la Suburbia, está lo suficientemente lejos para no estar en su radio de acción... creo intuir que usted no es su presa... quién sabe.
@mikkonoss, el dictado animal!
@matrocs, veganosexual? ;)