Plouen ganivets by UbeEfe
Diseccionar, diseccionarme, diseccionarlos.
Llega una nube de puñales,
no se sabe si
son para la disección
o para acuchillar a quemarropa.
Vas acumulando problemas, conflictos, malas miradas, disensiones, malentendidos pero con gracia y disimulo los almacenas en distintas partes, bien escondiditos. Sabes que están ahí pero va pasando el tiempo y en cierta manera se van diluyendo mientras piensas que el efecto que tienen en ti también se ha desvanecido. Hasta que llega el día en el que todos esos malos rollos deciden ponerse de acuerdo y asaltarte a la vez. Unos lo hacen por la vía física, otros por la mental. Te conviertes en una especie de agujero negro que lo absorbe todo, incluso la luz, y te replegas en ti mismo. Un dolor tremendo de cabeza te posee. El dolor mental acaba por empapelarte el corazón y crear una capa dura, infranqueable, pesada. Entonces necesitas de esas dagas que se han vuelto contra ti para diseccionar con todo el amor y la dulzura posible e ir desplegando un corazón maltrecho pero que aún puede salvarse.
Ha llegado la tristeza,
sin más.