El surrealismo ha muerto. Al menos aquí ya no existe. Se le espera y se le echa en falta por aquel placer que me recorría. Pero se esfumó, quizás el día en el que dejé de pisar la calle. Convertirse en esto no es fácil, uno tiene que sacrificar muchas cosas. Vender el alma al cuerpo para que lo deshilache y teja nuevas redes. Nada más lejos de cualquier otro tipo de alienación.
Descanse en paz.
ResponElimina...he puesto una velita para que resucite.
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