Una hora a gastar, con sus ojos expectantes, esperando a llenar sus mentes con tus enseñanzas. Tu interior no sabe qué hacer para que tu exterior no muestre el miedo y el horror, el disimulo con el que uno debe actuar para justificar las horas dedicadas. Va pasando el tiempo y aunque crees que lo estás empleando bien, cada vez queda menos y el tiempo se agota mientras lo vas perdiendo suavemente entre tus dedos aterciopelados.
Lo días se vuelven grises. El desasosiego te va conquistando por dentro hasta que según los órganos con diferentes tonalidades deja tu sangre gris. Te cala en los huesos y entonces es cuando el gris poco a poco se va oscureciendo y personaliza el pesimismo que tenías escondido en un baúl para abrirlo como de una caja de pandora se tratase.
Ya me puedo tomar un cuadradito de chocolate...
Lo días se vuelven grises. El desasosiego te va conquistando por dentro hasta que según los órganos con diferentes tonalidades deja tu sangre gris. Te cala en los huesos y entonces es cuando el gris poco a poco se va oscureciendo y personaliza el pesimismo que tenías escondido en un baúl para abrirlo como de una caja de pandora se tratase.
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