No se oye nada - una de las veces que más cercana al silencio he estado. El viento contra la chopera la hace hablar con esa delicadeza que gira sus hojas de terciopelo blanco. Entones una águila ha empezado a sobrevolar el cielo con esa danza de círculos entrelazados oteando un pueblo anestesiado por las horas del sol encaramado. No he debido ser suficientemente apetecible para ella, así que me dirijo hacia la casa para ver qué hay para comer.
en la era, 2.VIII.09
No interrumpo el silencio, sólo en susurrooos.
ResponEliminaSeñor de la Suburbia, usted ya sabe que siempre me han hecho vibrar sus susurros. Feliz año!
ResponEliminaY ... ¿había?
ResponEliminaNo, no me lo digas...
fabada
...no te lo digo ;)
ResponEliminaAixò és un extret del teu dietari?
ResponEliminaMira que si se te come el aguilucho...
ResponEliminaBon any, Alegría
@Vinz... sí, i què no ho és?
ResponElimina@jaumeduran... ui! Bon Any!
quizás el aguila buscaba algo no tan trascendente..
ResponElimina@erick*, si es que no nos ponemos de acuerdo ;)
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