Todo se torna rojo de forma intermitente y miro por el periscopio hasta detectar tu mancha de calor propagándose a lo ancho y largo de la estancia. Quieta, silenciosa y sin pestañear espero a que haya algún cambio; y lo único que sucede es tu vano intento de tejer un jersey con la pelusilla de tu ombligo. Entonces te acercas a lo Danny Zuco al objetivo del aparato mientras tu calor pasa a emitirse en un ritmo pulsante hasta disiparse. Me disuelvo y aparezco al otro lado del cristal del objetivo. Allí escruto hasta el escondrijo más pequeñito pero tu calor ha desaparecido. Ya no estás.
II
Hoy los edificios futuristas de Calatrava se confunden con el cielo, son estos días en los que las brumas bajas, la niebla y la humedad calan en los huesos y nublan la vista. También son los días en los que ella se transforma en una persona irreconocible incluso para ella misma. Ni la sombra de lo que fuera se vislumbra, pues el frío ha dejado el sol agazapado entre nubes. Parece ser otra y se pone las gafas de sol. ¿Para no ser vista? Para esperar pacientemente a que llegue de nuevo el sol.
Contigo el poema de Neruda debería ser distinto. En vez de "me gusta cuando callas porque estás como ausente" debería ser "me gusta cuando está nublado porque eres una persona diferente".
ResponEliminaDepende... Siempre está bien reescribir las cosas ya sabidas y verlas a través de un caleidoscopio diferente.
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