Descifro el entusiasmo que esconden
las repeticiones de tus letras...
Haber dejado de ser fiable. Que ya seré yo quién decida, aunque sea a última hora y deje tirado a quién sea y cómo sea. Acabé aprendiendo lo peor de ti, cuando me podría haber quedado con aquella perseverancia en conseguir tu objetivo. Ahora que lo disfrutas y que estáis juntos, yo me quedaría con sentir el calor que desprendíais abrazados y estar a vuestro lado viendo una película en aquel sofá helado. No necesitaba nada más, y mis yemas acariciando furtivamente tu jersey sin que él se pudiera dar cuenta. Nada más, no necesitaba nada más. Miento, me gustaría mucho más. Volvería a verte como aquella vez en un sueño y te observaría cómo afrontas ahora lo que te viene. Ya no estoy allí, no parece ser mi lugar. Miento, me gustaría estar ahí, pero ahora quién debe disfrutar eres tú. Por fin te tocó el turno de vivir.
Nunca he sabido permanecer hasta el momento de recoger los frutos. Nunca, fue siempre así, y ahora solo puedo imaginar vuestras risas. Me alegro, y mientras, pienso en la parálisis que te provocan mis caricias, en si algún día tendremos una relación sexual nuestra, sin barreras mentales, sin deudas, para disfrutarla. No miento.
I.2015
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