El charco de la vida ~ realidad
Después de la tempestad llega la calma, pero a veces no. Sobre la ciudad del Turia en un corta tarde 166 litros de agua, que no de horchata o de gazpacho. Seguían cayendo gotas, pero nunca dejo mi bici sola en un lugar que no sea mi casa, así que salí hacia casa con mi bici (sin nombre, algunos me querrían colgar por tratar así a mi bici). Tan feliz iba yo y bajé al antiguo cauce del río Turia. Me crucé a un hombre paseando al perro y otro corriendo bajo la lluvia. Bajo el Museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias caían cataratas de agua por sus desagües mientras intentaba esquivarlos sin darme de bruces contra el empedrado. Me gustaba el paisaje al ver esa Ciudad de las Artes y las Ciencias que siempre se muestra brillantemente blanca y ese día lucía el triste gris que tanto me cautiva. El cielo tapado, la humedad y el gris acentúan el verde de los árboles difuminado con el calor asfixiante del verano. Mis manos mojadas, el manillar mojado, mis pies en chanclas se iban mojando, el guardabarros se mojaba... vaya! Que la bici y yo empezábamos a mojarnos mientras sorteábamos los charcos que había dejado la lluvia intensa. Me acercaba al Puente del Reino y me metí en un charco, pensaba que ya hacía un buen rato que pedaleaba sobre él y miré al frente para ver donde se acababa. No tenía fin! En ese preciso momento mi bicicleta y yo juntitas nos caímos pausadamente hacia la izquierda. Resultado, me mojé hasta las bragas. La bici me aplastaba y una de mis chanclas estaba flotando charco abajo. Entre risas, sola bajo la bici, mojada de cintura para abajo y de cintura izquierda para arriba. Al final conseguí liberarme del beso de mi bici y reflotar a ella, a la chancla perdida y a mi. Después de subir a un montículo cubierto de césped y comprobar que mi bolso con el móvil, el mp3, las gafas y la Moleskine estaban chopados decidí subirme otra vez y pedalear hasta otra zona un poco más seca. Me inundó una sensación nunca antes vivida que me empujaba a reír sola de mí misma y la situación en la que me veía envuelta en aquel lugar inhóspito en el que se había convertido el antiguo cauce.
Después de la tempestad llega la calma, pero a veces no. Sobre la ciudad del Turia en un corta tarde 166 litros de agua, que no de horchata o de gazpacho. Seguían cayendo gotas, pero nunca dejo mi bici sola en un lugar que no sea mi casa, así que salí hacia casa con mi bici (sin nombre, algunos me querrían colgar por tratar así a mi bici). Tan feliz iba yo y bajé al antiguo cauce del río Turia. Me crucé a un hombre paseando al perro y otro corriendo bajo la lluvia. Bajo el Museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias caían cataratas de agua por sus desagües mientras intentaba esquivarlos sin darme de bruces contra el empedrado. Me gustaba el paisaje al ver esa Ciudad de las Artes y las Ciencias que siempre se muestra brillantemente blanca y ese día lucía el triste gris que tanto me cautiva. El cielo tapado, la humedad y el gris acentúan el verde de los árboles difuminado con el calor asfixiante del verano. Mis manos mojadas, el manillar mojado, mis pies en chanclas se iban mojando, el guardabarros se mojaba... vaya! Que la bici y yo empezábamos a mojarnos mientras sorteábamos los charcos que había dejado la lluvia intensa. Me acercaba al Puente del Reino y me metí en un charco, pensaba que ya hacía un buen rato que pedaleaba sobre él y miré al frente para ver donde se acababa. No tenía fin! En ese preciso momento mi bicicleta y yo juntitas nos caímos pausadamente hacia la izquierda. Resultado, me mojé hasta las bragas. La bici me aplastaba y una de mis chanclas estaba flotando charco abajo. Entre risas, sola bajo la bici, mojada de cintura para abajo y de cintura izquierda para arriba. Al final conseguí liberarme del beso de mi bici y reflotar a ella, a la chancla perdida y a mi. Después de subir a un montículo cubierto de césped y comprobar que mi bolso con el móvil, el mp3, las gafas y la Moleskine estaban chopados decidí subirme otra vez y pedalear hasta otra zona un poco más seca. Me inundó una sensación nunca antes vivida que me empujaba a reír sola de mí misma y la situación en la que me veía envuelta en aquel lugar inhóspito en el que se había convertido el antiguo cauce.
El charco de la vida ~ sueño tirando a pesadilla
Dos noches después soñé, podría decir que padecí una pesadilla en la que mi pasado se volvía contra mí. Recuerdo poquito de lo que me pasaba. Caminaba con mis amigas les granotetas, la Anna y la Laura, por el monte. Poco a poco íbamos subiendo hasta que cuando llegábamos a la cima nos dábamos cuenta que estábamos en el punto en el que se unían dos ríos. Empezaba a sentir aquel vértigo que últimamente me acompaña y que a golpe de excursión se afianza en mí. Entonces ellas empezaban a caminar en diagonal hacia la derecha y yo las seguía. Había una fina capa de algas, verdes fluorescentes (como las que una vez vi en una playa del suroeste de Irlanda), y yo empezaba a caminar sobre ellas hasta que resbalaba y me caía de bruces con toda mi parte frontal. Salpicaba y me manchaba de fango oscuro, casi negro. Me levantaba... entonces desperté y empecé a llorar.
El lloro que debería haber surgido en la realidad me lo tuvo que provocar un sueño...
M'has recordat dues coses que m'agraden molt. L'ambient que hi ha a l'aire abans d'una tempesta d'estiu i les vegades en les quals m'he vist en alguna situació d'aquest tipus rient-me de mi mateixa. (Un cop em va donar per posar-me a plantar un arbre jo sola i em vaig deixar les tisores de podar dins del clot)
ResponEliminaNo estiguis trista.
Tú creus? Potser no tenen més relació que has aprofitat una situació real per somniar amb altra cosa
ResponEliminaDe totes maneres, el moment real és molt xulo, molt autèntic... de comunió total
Lo siento, no he podido dejar de reír a medida que te imaginaba. Por favor, imágenes, instantáneas de la situación. Aquí no llovió, aquí poco se inunda, aquí nadie se cae ni a nadie se le ayuda a levantar. Triste otoño el que se avecina hasta las primeras gotas.
ResponElimina@SíoNo, no estic trista... de fet, si llegeixes el meu bloc, és molt fàcil saber quan estic trista i quan no. Un cop un amic meu em va donar una molt bona idea que encara no he trobat el widget per a fer-la realitat. Em va dir que posés al bloc una mena de gràfica en la que posés el mood en el que estava, així podríem seguir si tenia algun cicle de depressió, d'alegria, de bogeria... Respecte a lo de deixar-se les estisores al clot, bé, hi ha molts metges que si han deixat de tot al cos dels pacients :$
ResponElimina@Rafa el Piltrafa, t'has canviat el nom!! De comunió total ho dius perquè em vaig sucar al bassal? Com si fos una hòstia consagrada i banyada en vi?
@Señor de la Suburbia, así que se ríe de mí, pues ya está bien que lo haga porqué con la depresión continua que me lleva encima! Instantáneas no hay, deberían ser a cámara lenta que es como caí al charco. De todas maneras hoy me ha pasado otra cosa, con lo del charco uno de los dedos del pie derecho se me puso moradito, pues hoy me he pegado otro trompazo y uno de los dedos del pie izquierdo está negro y esperando a ser amputado.
Jo ting la sensibilitat d'una porta. Si no estàs trista, m'alegro molt. El widget sería de molta ajuda... si veig alguna cosa te la passo. ;)
ResponEliminaBe, lo de la hòstia ve bastant al cas, però no et veig molt propera a eixe sindicat la veritat...
ResponEliminaEl canvi de nom es deu al "mobbing" espia :S
señorita, dónde le dieron el carnet de bibicletera. Tenga cuidadito y no conduzca cuando beba!! Si es que se lo tengo dicho ya!
ResponElimina@SíoNo, no és ser insensible, simplement s'ha d'anar coneixent el món interior d'algú tan complexe com l'AlegriaDeLaHuerta, jo no me'n surto no creguis :p
ResponElimina@Piltrafilla, em sap molt greu que t'estiguin fent mobbing, però com a mínim en el temps inútil podràs escriure algun Best-Seller ;)
@Señor de la Suburbia, veo que no lo expliqué... primero de todo no bebo cuando conduzco (bueno, es que últimamente no bebo que digamos!). La cuestión es que el primer encontronazo fue con el charco, pero no se podía hacer más, ni un gran experimentado en conducción sobre hielo lo hubiera hecho mejor. El segundo trompazo, no me expliqué, pero no fue en bici. Fue un accidente doméstico en el que mi dedo índice del pie izquierdo se dio un beso de película con la bañera, pero fue todo menos suave... después de dos días empieza a ponerse rojo, ya que los dos primeros estaba lila. Así que por favor no se ría de mi, que si me pongo a reírme de usted ya veríamos quién gana :p
Ja,ja,ja, que situación tan dantesca. Algunas veces he salido con buen tiempo, y me ha cogido un aguacero tremendo.Las primeras gotas las notas, el no tener guardabarros lo sufres, pero cuando ya estas al 99,9 % mojado, ya te es igual todo, eres inmortal, ya puede llover mas que no te afecta para nada........lo importante es no parar hasta llegar a casa, darte una ducha de agua caliente, y después un buen caldo o algo caliente, y te pones como nuevo......
ResponEliminaHola markhus!! Yo sí tengo guardabarros y la verdad es que es esta una de las cosas que me hace ir más tranquila. Lo mejor es el remedio final que dices, vas pedaleando pensando solo en eso, en la recompensa ;)
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