Lo inexplicable

Había dejado mi mente fuera de cobertura y de repente la luz me cegaba de tal manera que sentía pellizcos por todo mi cuerpo. Los gritos de los minaretes se clavaban en mi tímpano produciendo un vértigo erizante y espiralado. Pensaba que era el efecto de la ingesta de dos cervezas de trigo de medio litro pero tal alucinación tenía mucha más relación con los cinco Mon Cherrys que me había tomado a primera hora de la mañana. Sea como fuere, parece que bajo mis ruedas han puesto hojas de palmera húmedas, la hacen deslizar y coger velocidades extremas, me veo un día de estos levantando vuelo hacia la Luna. Amortiguando mis pies en el parquet de la pista corro de una punta a la otra levantando mi mirada hacia las cámaras de televisión que siguen mis fintas. La verdad es que ya no sé si todo esto pasó a la vez en algún tipo de desdoblamiento de mi persona o si es que la locura está empezando a hacer estragos en mis risueñas neuronas.