En realidad solo le robé unos minutos de ese día especial, unos cuantos más del día anterior. Vivimos en una sorpresa continua sin querer desenmascarar la verdad antes de tiempo. Pero ahí está, ahí estamos. Después de tantas semanas fundidos estábamos de nuevo. Un imán de polos opuestos nos precipitaba a abrazos tan dulces como fuertes mientras nos olíamos, nos besábamos tímidamente en el cuello y le pedíamos al otro que se cuidara, porque ya nunca más cuidaremos el uno del otro pero ansiamos que siga estando allí. No tenía otra manera de regalarle nada, mas que con mi tiempo, mi afecto, mi mirada, mi amor y mi dulzura. Poder ver la cara del niño que cada vez está más cerca de la cuarentena y que me agradece con la mirada esta sorpresa continua, la que también me acerca a la trentena cuando veo una plateada cana saltarina en la cima de mi cabeza. Me regala esos momentos de fluir en el aire, ese efecto beneficioso cuando mi cutis reacciona a su presencia tornándose suave, despojado de preocupaciones y caprichos culinarios.
Canturreaba Balliamo! è da tanto tempo che non lo facciamo Balliamo! y colgaba de su cuello mientras me danzaba y reíamos. Como una niña descubría que todo era sabido y le felicitaba eternamente. El dulce juego nos balanceó hasta que los polos cedieron y se alejaron de nuevo.
habrá que seguir jugando...
ResponEliminaDesde que no he pasado, la encuentro con una nueva cana, no pasó tanto tiempo que yo recuerde. Disculpe mis lapsus de tiempo, comienza un nuevo desempeño laboral en otro nuevo instituto. "Cosas que pasan" canturreo.
ResponEliminaola........................
ResponEliminahttp://www.youtube.com/watch?v=rvFw3u9t4QY
@glog pues tendremos que seguir repartiendo cartas y apostando.
ResponElimina@Señor de la Suburbia... la de canas que van apareciendo. Mucha suerte con la nueva aventura y los nuevos animalillos. Canturree, canturree...
@el Etranjero, mille grazie!